Llevaba varios días pensando en este tema, para ver cómo lo expresaba. Y de repente me llegó un mail de una persona que sigo.
Lucía Terol de Sencillez Plena. Me encanta su forma de trabajar, porque escribe cada muchos meses, o semanas o días, según le sale, ya que cómo dice solo escribe cuando tiene algo que decir. Y hablaba sobre esto, que cuando alguien recomienda algo, qué recomienda, para el otro o para sí mismo…
Yo escribo más a menudo que Lucía, porque tengo más que decir, pero me estaba preguntando si realmente ¿Tengo más que decir?
¿Por dónde voy?, pues resulta que a veces, cuando recomiendo algo, un libro, un video de youtube, un podcats, que para mí ha sido momento «WOW«, una revelación….
Cuando lo leo, escucho, veo, enseguida pienso en «esa» persona a la que le puede ir genial, y cuando se lo cuento con todo mi convencimientos de que es «la solución a todos sus problemas» chan chan chan!! , resulta que semanas después que le pregunto para comentarlo, ni lo ha leido, oido o visto. En ese momento me siento cómo defraudada, traicionada, desilusionada, no se muy bien que es, o es todo.
Pero luego pienso, que realmente cada uno transita su camino, a su ritmo, que la información que nos llega es por que la podemos asimilar o utilizar en el momento que nos llega y no otro. Y a mi me ha llegado eso, porque ya he transitado mucho antes y no podría entenderlo, asimilarlo y ponerlo en práctica en otro momento que no sea este.
De hecho, me está pasando mucho en este final de año 2023. Es la primera vez en toda mi vida que estoy leyendo libros por 2ª vez, que estoy escuchando audios varias veces y audiolibros 3 o 4 veces, no seguidas, pero sí separadas unas semanas o meses.
Lo curioso de todo esto es que cómo no eres la misma persona que leyó o escuchó aquello en aquel momento, no lo recibes igual. No lo interpretas igual, y lo peor de todo, o mejor, cuando he leido un libro de narrativa 7 años después, no solo no me acordaba de qué iba la trama, si no que me he anotado frases que me pasaron desapercibidas.
Hago un paréntesis para apuntar, que los libros de narrativa que leo, que son pocos, tienen una base real, y que hacen alusiones a otros libros o autores.
Salvo los de puro entretenimiento que esos no cuentan.
Uno de ellos es el de «El Fuego Invisible» de Javier Sierra.
Este autor es mi favorito, sin tener mucho favorito en mi vida porque todo me interesa, es el único autor que me compro sus libros, ya que yo no soy de comprar libros, prefiero préstamos de bibliotecas o ebook, porque no me gusta acumular cosas.
Así que este verano han pasado dos cosas que me flipan, una que han abierto la Montaña Artificial del parque del retiro (todavía no he ido), y otra que he visitado la Iglesia Románica de San Clemente de Tahull en el Pirineo y en este libro de Javier Sierra se habla de los dos, ya que tiene que ver con la búsqueda novelada del Santo Grial. Así que cuando volví del Pirineo empecé de nuevo el libro.
Y no, no es el mismo libro que leí hace unos años cuando salió publicado.
En realidad si es el mismo libro, pero yo no soy la misma que en 2017 cuando se publicó, lo compré y leí.
Ese camino transitado desde 2017 hasta hoy Agosto de 2023, 6 años de lecturas, de viajes, de aprendizajes, me ha llevado a buscar o recibir enseñanzas que me pasaban desapercibidas en 2017. Eso que Antonio Herrero llama el Conocimiento Invisible. Es aquello que te cuentan y que por un oido te entra y por otro te sale cuanod no es tu momento.
«El maestro aparece cuando el alumno está preparado» y es que tiene más razón que un santo. (Bonita frase a analizar, los santos tenían razón absoluta?)… bueno que me voy por las ramas.
El caso, que cuando le recomiendo algo a una amiga, espero que me diga a la semana, no, a la mañana siguiente:
- Jo Tía!, me ha cambiado la vida lo que me has recomendado…
Y entonces habré hinchado mi EGO, porque soy la ostia de haberme dado cuenta de algo antes que tú.
Primero, no todo el mundo está buscando su camino en la vida, algunos ya lo tienen, o no lo buscan.
Segundo, si resulta que sí está buscando su camino, desde luego no es el mismo que el tuyo.
Y tercero, entonces para qué recomendamos algo, si al que lo recibe no le va a servir.
Estudios científicos dicen que el ser humano necesita compartir, compartir experiencias, se es más feliz si vives algo en compañia. De hecho por eso existe Youtube, o Ivoox o Spotify o los libros en sí, porque queremos compartir lo que llevamos dentro. ¿A quién?, a quien lo reciba, en general, porque si algo le tiene que llegar a alguien, ya le llegará, pero no a tí en concreto.
Muchas veces me he preguntado por qué sigo escribiendo, y he parado de hacerlo muchas veces, pero llevo una temporada sin escribir, por eso mismo, porque pienso que a quíen le importa lo que pienso, pero resulta que es una vía de escape, es una terapia para mí.
Si lo estas leyendo es porque tiene que llegar a tí, o porque eres mi amiga y me quieres mucho y me apoyas! Yo tambien te quiero que lo sepas.
Y cómo poco te reirás un rato de esta loca que lo único que hace es acumular información y conocimiento, por el simpre hecho de saber y conocer.
Llegados a este punto, he llegado a mi propia conclusión. Lo único que necesito es SABER, cómo decían el filósofo Michel Foucault, a mi eso me da libertad, como te contaba en este post «Cuando me metieron en la cárcel».
Cuando recomiendo algo, lo hago sin malicia, desde el amor, aunque no sea para tí, yo tengo ese brillo en los ojos que me da el haber descubierto algo. Nada más.
Ni nada menos.
Así que, aunque no será con una frecuencia programada, seguiré compartiendo lo que me haga brillar los ojos.
¿Y a tí con qué te brillan los ojos?
Gracias Gracias Gracias por leerme.