Han pasado 14 días desde que no estás con nosotros (aquí lo escribí). Ayer hicieron 3 meses.

Todavía se me saltan las lágrimas al hablar de tí o pensar en tí..como ahora, compañero.

Me resistía a escribir sobre esto y no me voy a extender mucho.

Todavía no puedo ver tu último video , ese de tu último baño en el río.

Tu último baño mientras yo sabía que te llevaba “al matadero”. 

Duro fué entrar en la veterinaria, y más duro fué ver cómo se te doblaban las patitas y me mirabas cuando te dormías para siempre.

Tuve la suerte, gracias, de poder estar contigo en tu último aliento.

Apoyé las manos en tu lomo y noté tu último latido, tu última respiración, mientras le pedía a la energía del universo que te fueras en paz y a nuestro lado.

Las lágrimas de los tres, veterinaria incluida, cayeron sin parar. Fuiste bueno hasta el último aliento. Siempre colaborando.

Perdónanos si tomamos la decisión demasiado pronto, o demasiado tarde. 

Gracias por habernos dado tanto.

Te hemos querido más de lo que podía imaginar. Nunca te olvidaré, siempre serás “mi burrito”.

Te echo de menos cuando me acuesto y no te veo a los pies de mi cama.

Te echo de menos cuando me levanto y no te levantas y me sigues hasta el baño. 

Te echo de menos cuando abro la nevera y no asomas la cabecita tras el mueble a ver “si cae algo”.

Te echo de menos cuando vuelvo del trabajo y no estás tumbado en tu sofá moviendo la cola alegre de verme.

Te echo de menos cuando me siento al sol en la escalera y no vienes con la pelota en la boca para que te la tire.

Echo de menos ese ladrido insoportable cuando no te hacía caso.

Eso va a ocurrir durante muchos meses…

Ahora puedo dejar la puerta del baño abierta por la noche, porque ya no te bebes el agua de la fregona.

Ahora puedo dejar la comida en la mesa mientras voy a por el agua porque ya no te lanzas a comértela.

Ahora puedo dejar la puerta abierta mientras saco el coche porque ya no te vas….ya te has ido.

Ahora ya nadie se come la comida que se cae al suelo “sin querer”, mientras cocino.

Ahora ya no tengo que volver para la hora de tus medicinas.

Ahora ya no hay Domingos por la tarde preparando tu pastillero de la semana, media de “esta” cada 12h, una de “esta” cada 24h….lee otra vez la receta para no equivocarte.

Ahora ya puedo tocar mi cuenco tibetano porque ya no te molesta ese sonido y ni me ladras enfadado.

Ahora ya no tengo que curarte alguna herida al volver de un paseo por el monte.

Ahora ya no saltas de tu escondite cuando oyes las las llaves pensando que te vas de paseo.

Ahora ya no te cuelas en el coche, si me dejo la puerta abierta, “porque tú en casa no te queda solo”.

Ahora ya no estás..

Ahora la vida es más fácil… pero no más feliz….

Me hacías feliz cuando se acostaban todos, yo me quedaba trabajando y te venías a mis pies debajo de la mesa del ordenador.

Me hacías feliz cuando abría la puerta de mi armario y venías a mi lado mientras me vestía…. “por si salías conmigo”.

Me hacías feliz cuando sonaba mi despertador y venías al lado de mi cama con tu cabecita a pedir la primera caricia de la mañana.

Me hacías reir cuando estaba sentada  en el baño y asomabas la cabecita por la puerta para ver que hacía.

Y tantas cosas que van surgiendo día a día…

Como te echo de menos, te hemos hecho un altarcito con tu huella, que toco cada día al acostarme y al levantarme.

Recordando, cómo me lanzaste el mordisco “falso” cuando apreté las almohadillas de tus patitas, tan doloridas ya, sobre el cemento blando, del dolor que tenías.

Has vivido mucho en tu corta vida. Has subido cimas, has nadado en ríos, pantanos, hasta en el mar que no te gustó y eso me alivió porque a mí tampoco me gusta.

Has viajado mucho, Pirineo, Valencia, Santander, Logroño. Has estado en un Balneario, en una casa de Airb&b, en restaurantes, en la furgo, en las dos furgonetas, en muchas montañas y en muchos caminos. 

Has aprendido “trucos”, que Ainara te ha enseñado. 

Has tenido una buena y comprimida vida.

Y pensar que me compré un canapé porque te metías debajo de la cama a dormir y no dejabas de dar pataditas (patadotas) y no me dejabas dormir.

Aunque ahora está lleno de cosas, hasta nos ha venido bien.

Hemos aprendido mucho contigo…

Tu capacidad de seguir un objetivo hasta conseguirlo.

Tu paciencia y espera hasta que volvíamos sin dar un ruido.

Tu lealtad.

Tus obsesiones que eran tuyas y punto.

Pero lo que más he aprendido es lo dificil que es tomar una decisión como esta, la “eutanasia paliativa”. Siempre he estado a favor de esto, pero cuando te toca a tí tomar la decisión todo cambia.

Si, eras un perro, si, estabas muy enfermo, si, estabas sufriendo…

pero no perdías el espíritu, el entusiasmo y el ánimo.

¿Cuándo es el momento?¿por qué es este el momento?

Me ha hecho pensar en la eutanasia en humanos. Yo siempre he dicho que la pediría si fuera el caso, pero… acabo de sufrir lo qué es para quien se queda, para quien es el Juez y el Verdugo. No sé si quiero dejar esa responsabilidad a mis seres queridos. 

Es un tema conflictivo, es un tema peliagudo, es mejor morirse de viejo o de manera inminente, que cargar con la carga de ser parte de una cosa así.

Ya sabes que siempre intento sacar aprendizaje de todo, quizá este no es el mejor momento. o si… y aquí estoy para esto.

En cualquier caso…

Lo siento, Perdón, Gracias, Te amo… (hoponopono)

P.D. no he dejado de llorar en todo el proceso de escritura del texto, he llorado al corregirlo. Sigo llorando al subirlo a la web.  Sigo llorando cuando hablo de tí. Y cuando miro tus fotos.

¡Todavía estás así! me dicen cuando hablo de tí.

¡Es duro, yo ya llevo tres!, me dicen cuando hablo de tu partida.

¡Y para cuando otro! cuando me ven pasear por el pueblo sin tí.

No puedo olvidarte, para mí no eras uno más, no eres reemplazable. 

Si no lo entienden, no tengo ganas de explicarlo. Solo les miro y les digo, de momento no. No voy a dar más explicaciones. 

Aquí seguimos con nuestras vidas, todo bien, aunque faltas tú.

Brownie 4/9/20 – 23/2/2024